Este síndrome se presenta más en niños que en niñas, pueden no presentar síntomas notorios como otras personas dentro del espectro autista. Suele ser muy común que estos niños tengan una afición muy específica por temas como: los dinosaurios, los astronautas, los carros de carrera, la robótica, etc.
Hans Asperger, quien lo describiera por primera vez en la década del siglo 40, también presentaba síntomas del síndrome (luego denominado el nombre en su honor).
Hoy en día ya no se trata de un diagnóstico estigmatizante y tampoco necesariamente limitante, ya que existen muchas formas en que los padres, educadores, psicólogos y médicos podemos ayudarlos a tener una vida plena. Primero identificando sus fortalezas y reforzándolas, teniendo en cuenta que nuestra comunicación debe ser clara, evitando ambigüedades. Por otro lado el poder hacer que nuestras indicaciones en casa y clases sean exactas, hasta a veces literales, pues no siempre entienden el doble sentido.
He tenido la suerte de conocer a niños y adultos con Asperger, con los que las conversaciones, dentro y fuera de la consulta, fueron muy amenas y enriquecedoras.